Crear lazos

-¿Qué significa «domesticar»?

-Es una cosa demasiado olvidada -dijo el zorro-. Significa «crear lazos».

-¿Crear lazos?

-Sí -dijo el zorro-. Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo…

El principito, Antoine de Saint-Exupéry

 

La familia ha pasado por una clara evolución a lo largo de los años. La idea y construcción de las mismas depende de la cultura, el momento histórico o los valores sociales. Al igual que la sociedad, las familias han ido evolucionando, cambiando y adaptándose al ritmo de vida. La incorporación de la mujer al mercado laboral no ha sido el primer cambio en su evolución, aunque es verdad que ha supuesto uno de los más significativos.

 

La forma de educar y las rutinas que se establecen en las familias son ahora distintos. Actitudes que antes se veían como normales ahora nos parecen cuanto menos negligentes, e incluso conductas normalizadas de hace décadas son consideradas hoy en día maltrato o abandono físico y emocional.

 

Así pues los derechos de los niños han cambiado también gracias a todos los cambios sociales que han ido sucediendo los cuales, han provocado la modificación de las leyes. En este caso no se cumple aquello de, cualquier tiempo pasado fue mejor. Al menos en muchísimos aspectos de derechos infantiles.

 

Tras esta breve introducción que pretende poner de manifiesto la constante evolución de las familias y su impresionante adaptación quiero centrarme en que significa crear lazos. Los humanos tenemos una capacidad infinita de crearlos. Los primeros vínculos que generamos son (normalmente) con nuestra familia de origen: padres, madres, hermanos si los hay. Y de forma un poco más extensa: abuelos, tíos, primos. Estos vínculos nos permiten un buen desarrollo cognitivo, emocional, conductual y social. 

 

Según palabras de Bowlby (1984): “lo que por motivos de conveniencia denomino teoría del apego es una forma de conceptuar la tendencia de los seres humanos a crear fuertes lazos afectivos con determinadas personas en particular y un intento de explicar la amplia variedad de formas de dolor emocional (ansiedad, ira, depresión…) que se producen ante la separación indeseada o la pérdida afectiva”.

 

La OMS ha estudiado la importancia de los efectos dañinos que tiene la discontinuidad e inconsistencias en la crianza de los hijos por parte de los padres y de las consecuencias de las mismas en el desarrollo de la personalidad de los niños.

 

Una buena capacidad de apego o vínculo afectivo, supone para el niño confianza, seguridad. La capacidad de sus padres a estar presentes, de comprometerse con ellos. Implica unas interacciones naturales y auténticas en las que se da protección, se reconocen las distintas emociones y estados mentales. Además se busca la independencia emocional e instrumental del niño. Impulsan al niño a  reconocer otras figuras de apego (en adultos referentes) y a pedir ayuda y/o confiar en otros.

 

Una de las principales funciones de los padres es generar un buen apego, crear los primeros lazos en el niño para su correcto desarrollo a todos los niveles.

 

No existen padres y madres perfectos. A las funciones de apego se añade la educación, servicios económicos (conseguir y distribuir bien los recursos), socialización, mantenimiento del orden, y fomento del sentido de compromiso para su hijos (aquí parece fácil pero cada una de las cosas anotadas entraña un mundo de complicaciones de por sí). Además hay que añadir la personalidad y las dificultades individuales, nuestra historia vital, aprendizajes, creencias y distorsiones. Son muchos factores, circunstancias y situaciones difíciles de controlar. La perfección no existe. La implicación y ganas constantes sí.

 

Lo que también existe son padres y madres imperfectos, con muchas ganas de cuidar con ternura y afecto a sus hijos. Mostrar respeto y cariño a todos los miembros de la familia. Que reparten los recursos en función de las necesidades de cada miembro de la familia. Que intentan tener una armonía.

 

Y esos son, en definitiva,  los padres y las madres capaces de crear lazos y educar a niños imperfectos pero felices.

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