Decir que no…

¡Hola a todas y todos!

Llevo unos días pensando en la dificultad que tenemos de decir no.
Nos ocurre ante peticiones que no nos interesan, no nos gustan, no nos parecen justas… o simplemente no queremos hacer eso que se nos ha propuesto. Nos cuesta muchísimo negarnos. Muchas veces la respuesta a nuestra reticencia a decir que no, es el miedo a que los demás se enfaden con nosotros. Incluso puede aparecer un sentimiento de culpa, malestar ante la posibilidad de dar una negativa.

¿Sabéis decir que no? ¿Cómo os sentís cuando lo hacéis? ¿Habéis vivido situaciones innecesarias e incluso surrealistas por no decir a la otra persona que nanai, que no os apetece?

A veces, conseguimos negarnos a algo pero tras media hora de justificaciones, explicaciones y promesas. También os habrá sucedido que habréis pedido algo a otra persona y ésta, sin aparente problema, os habrá soltado un simple y rotundo no. Dejándonos a nosotros una mezcla de ¿pero cómo lo hace sin despeinarse? Y un “yo siempre digo que si a todo, ya podrían ser los demás como yo”.

Es necesario saber decir que no. Es una estrategia que nos permite manifestar de forma clara que cosas no nos apetecen hacer, no nos parecen bien, no son correctas o son peticiones excesivas (al menos bajo nuestro punto de vista). Es una de las herramientas que más práctico en consulta con mis pacientes.

Muchas veces me dicen: “Yo prefiero hacer algo que no me apetece antes de decir que no y que la otra persona se enfade conmigo o se pueda sentir mal”.
¿Qué observamos ante esta afirmación?
· Fuertes sentimientos de deber hacía los demás, obligación de estar a pesar de no ser lo que uno desea o puede en ese momento.

· Pasividad: entendida como el respeto absoluto por las necesidades de los demás pero no consigo mism@s.

· Necesidad de contentar a todo el mundo. Lo cual te empuja directamente a realizar muchas cosas sin preguntarte ¿quiero hacer eso? ¿es necesario hacerlo? ¿Me siento bien haciéndolo?

Otra frase que oigo a menudo es: “He probado de no hacerlo, porque sé que no es justo pero luego me siento tan mal que acabo haciendo lo que no quiero e incluso más. Como para disculparme de no haber dicho que si desde el principio”.
· Observamos sentimiento de culpa. Lo que empuja a hacer o estar donde nos han pedido no es la petición por si misma sino evitar sentirnos mal por no hacerlo.

· Aparecen los conocidos y grandes generadores de malestar “tengo que”, los “debo”, las obligaciones autoimpuestas.

· ¿Qué nos lleva a hacer algo que no queremos o no nos parece justo?
o De nuevo la necesidad de contentar a los demás para ser querido y aceptado. ¿Es humanamente posible contentar siempre a todos? ¿Qué no lo hagas hará que te quieran menos? ¿Ya no te aceptarán?

o Que nos vean competentes y capaces de resolver cualquier cosa para sentirnos bien, útiles, merecedores.
¿Tenemos que ser capaces de querer o poder resolverlo todo? ¿Que en un momento dado no lo haga implica que no soy competente? ¿Para sentirme bien conmigo mismo necesito hacer cualquier cosa para que los demás estén contentos?

o Evitar discutir con la otra persona.
¿La expresión de opiniones sobre un tema en el que no estoy de acuerdo implica la discusión con la otra persona? ¿Cuánto tiempo puedo seguir haciendo cosas que no quiero para no discutir? ¿Es eso justo para mí?

El ejemplo contrario son las personas que directamente te dicen: “Yo digo que no por sistema, así nadie me pide nunca nada. Me evito comeduras de cabeza, y que se aprovechen de mi”
· A veces te encuentras que esa forma sistemática de negarse a cualquier cosa genera malestar, pérdida de situaciones agradables y/o distancia de personas importantes por el hecho de no querer ni escuchar ni ser molestado bajo ningún concepto.

· Son personas que defienden en exceso sus intereses, sin tener en cuenta a los demás. Pueden dar a entender que sólo importan ellos y sus cosas.

· Esto puede generarles sentimientos de ansiedad y soledad, a veces de culpa por no saber afrontar las situaciones, de enfado constante.

· También pueden generar en los demás actitudes hostiles.

Buscando el término medio… ¡asertividad!
“Yo digo que no cuando realmente no quiero, no puedo o no me parece justo lo que se me propone”
· En estos casos existe respeto hacia uno mismo y a los demás. Nadie es más importante que nadie.

· Implica una coherencia entre lo que se piensa, se siente y se hace.

· Los demás se sienten respetados y valorados.

· Respeto hacía mis derechos y los derechos de los demás.

¿Cuáles son algunos de estos derechos?
1. Derecho a ser tratado con respeto y dignidad
2. Derecho a tener y expresar los propios sentimientos y opiniones
3. Derecho a ser escuchado y tomado enserio
4. Derecho a juzgar mis necesidades, establecer mis prioridades y tomar mis propias decisiones.
5. El derecho a decir “NO” sin sentir culpa
6. El derecho a pedir lo que quiero, dándome cuenta de que también mi interlocutor tiene derecho a decirme que no.
7. El derecho a cambiar de opinión.
8. El derecho a cometer errores.
9. El derecho a pedir información y ser informado.
1. El derecho a decidir no ser asertivo.

¿Hay alguno de estos derechos que no estéis teniendo en cuenta?
Barbara Berckhan en su libro “Defiéndete de los ataques verbales” utiliza una frase que me encanta y dice así: “Si sacrificamos nuestros derechos con frecuencia, estamos enseñando a los demás a aprovecharse de nosotros”

Suelo decir que no podemos cambiar de la noche a la mañana pero si plantearnos pequeños objetivos, pequeñas negativas que nos enseñen poco a poco a lograr decir no ante situaciones más complejas o en las que intervienen personas o un contexto más importante ¿Nos lo proponemos?
¡Feliz semana!
Un abrazo

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