Día 21.

Tengo la sensación de que estamos llegando a la fase más dura.

Este momento tiene como característica evidente sacar lo mejor de cada unx. Lo digo en serio ytambién con todo el sarcasmo que me queda.

Cada cual decide cómo afronta el malestar que esta situación le genera. O quizás debería decir que cada cual lo afronta a partir de lo que es.

El ser humano es increíble y no, no lo digo desde una visión romántica del término.

Con la que está cayendo, ahora que el bicho ya nos ha tocado las vacaciones, la cartera, nuestro ritmo de vida, nuestro tiempo de ocio y cosas más serias como la salud o la vida, los memes y los challenges nos hacen menos gracia y los vídeos de humor ya nos ponen de vuelta y media en lugar de sacarnos una sonrisa.

Con bien de enfado, asco, preocupación y dolor, me pregunto: ¿ahora sí que tenemos todo el derecho adecir cuánto se nos pasa por la cabeza? ¿Ahoratenemos derecho a juzgar? ¿A criticar? ¿A insultar?¿A vigilar al que aplaude, al que no, al que saca el perro a pasear y a la madre o padre que saca a su hijx?

Ahora, sobre todo, necesitamos que alguien (y algo)tenga la culpa. Mucha culpa, toda, infinita.

Es una fase necesaria para seguir con el proceso hasta la aceptación. Y esa fase necesaria será tandolorosa y tan desgastante como la hagamosnosotros.

Para los días complicados:

Rodéate de todo aquello que te hace bien. Lo bueno de no ser un árbol es que puedes moverte cuántas veces sean necesarias para rodearte de aquello que te hace bien y es acorde a tu esencia, principios, valores e intereses.

Eso de moverte ahora es en sentido figurado, ya sabes, pero lee, escucha y habla a favor de tu bienestar.

Una cuestión sobre la cual insisto en terapia esla de cuidar mucho el entorno. Necesitamos que lo que podemos elegir tenga coherencia con lo que somos. Y sí, sobre todo, hablo de personas.

Reconócete. Lo que haces bien, lo que afrontas, lo que gestionas. Tu día a día, lo que aportas al resto, tus cuidados.

Agradece las cosas buenas que te ocurren, que eres, que vives. Por pequeñas que sean: un mensaje, que haga sol, reírte.

Acepta. Empezando por aceptarte a ti. Para ello el ejercicio de hoy será:

Vas a ir a tu rincón del reset y vas a pensar en una situación reciente que te haya generado malestar. Elige algo que sea de intensidad baja o intermedia para ir entrenando.

Recrea la situación en tu mente y deja que tus pensamientos, emociones y sensaciones se manifiesten tal y como vienen.

Cada vez que estas aparezcan, les vas a dar las gracias por la información que te dan, porque son tan tuyas como cualquier otra cosa menos dolorosa, porque al aceptarlas les quitas fuerza, atención e intención.

¿Cómo te ha ido?

Te abrazo fuerte.

Ya queda menos.

Deja un comentario