Ballenas jorobadas.

Yo no sé si tú lo sabías (yo, hasta ahora, no) pero resulta que las ballenas jorobadas pescan haciendo redes de burbujas. A mí la naturaleza y su equilibrio me parecen el espectáculo más bonito del que disfrutar.

Habrás notado que empiezo siempre con datos random los artículos que comparto contigo. Me disculparás lo de las ballenas, pero es que me ha parecido una verdadera maravilla.

Observo cuanto nos rodea y no puedo evitar pensar que somos el animal más destructor, con mucha diferencia y a todos los niveles: entorno, recursos, salud y excesos. Ya, ya sé que las ballenas están destruyendo Kril y peces haciéndoles pensar que están en un spa burbujeante, pero (y este es un pero muy grande) lo hacen para sobrevivir. ¿Qué le pasa a nuestra especie?

No hablo de comer, hablo de la forma en la que nos relacionamos con casi todo lo que nos rodea y, en muchos casos, también con lo que hay dentro de cada uno de nosotros.

Es por esto que siento que mi entrada de hoy debe ir directa a la compasión.

Ya te expliqué que voy a acercarte algunas de las fortalezas psicológicas y entre ellas se encuentra esta.

Definición

La compasión es el deseo de aliviar el dolor en el prójimo. Se basa en la capacidad de observar, en la empatía, en la amabilidad y en el amor. Tener compasión no es sentir pena, puesto que en esa lástima hay un desequilibrio que dice en palabras mudas “yo, que soy superior a ti, decido echarte una mano”.

Deseo de aliviar el dolor.

Me parece una maravilla.

Los días 3 y 24 de octubre cumplí uno de mis sueños de hace años que era realizar una formación muy especial: entorno mágico, todo el día, con mujeres y adoptando otras disciplinas que casaran con el mensaje que quería dar. Bien, en uno de los talleres que di estuvimos hablando precisamente de la compasión. De este debate que generamos extraigo lo siguiente:

  1. Seguimos confundiendo sentir lástima con ser compasivos.
  2. Ser compasivos está sujeto a condiciones. Sí… como casi todo tiene letra pequeña. Entonces, evidentemente, no: no estamos siendo compasivos.

No le voy a dar más vueltas a lo de la lástima, creo que con la definición ha quedado muy claro, así que entro sin más preámbulos a destripar la compasión para ti.

Características

En el momento en el que deseo aliviar el dolor (propio o ajeno) es porque he sabido observarlo. Me gustaría que pararas justo aquí para la primera actividad:

  1. ¿Cómo te manejas con el dolor? Muchas veces me explicáis (bueno, y yo que soy de carne y hueso también te lo digo), que el dolor resulta tan desagradable que tratamos en demasiadas ocasiones de evitarlo, esquivarlo o ponerle condiciones. Estamos negociándole a la vida sus sacudidas y ¿hasta qué punto le permitimos que nos pegue con la mano abierta? Es algo así como: “uff ahora no me viene bien esto que me está pasando, vuelve en otro momento” o “vale entiendo que “me pegues” pero flojo y aquí, en el bracito”.

La muerte, la pandemia, perder el trabajo, que nuestra pareja nos deje, la falta de dinero… son situaciones extremadamente dolorosas. Y si ya de por sí remueven todos tus cimientos, quiero preguntarte para que reflexionemos juntos: ¿de verdad la forma que tenemos de afrontarla es sana?

En occidente estamos muy centrados en nuestro ombligo y a veces nos cuesta ver un poquito más allá. Confundimos el vivir con hacerlo a pleno derecho y con todas las garantías de bienestar y buen rollo. Olvidamos que el viento no tiene que estar a nuestro favor, el viento está. A veces te empuja y otras te engulle sin pararse a pensar si lo hace contigo o con el vecino.

Otra cosa que quiero que reflexiones en este punto:

  • ¿A ti también te resulta incómodo el dolor ajeno y el dolor propio? El otro día una maravillosa mujer que me tiene absolutamente fascinada por su belleza y sabiduría me dijo: “los primeros días tras el fallecimiento de una persona todo el mundo está allí como muy pendiente y después, al pasar tres o cuatro días “desaparecen” ya que se supone que te ha dado el tiempo suficiente para saber qué hacer con tu dolor”. Existe tanta anta razón en estas palabras que las comparto contigo. Se supone que tenemos que rehacernos rápido frente al dolor y no “molestar” con él. Al menos no hacerlo demasiado.
  • ¿Cuántas veces te has enfadado con tu propio dolor? Quizás aquí me dices que no, que no te enfadas, pero permíteme un momento: ¿no te críticas por “ser débil”?, ¿no te exiges estar bien ya?, ¿no te marcas seguir con tu vida como si nada?

Y aquí es cuando llego a la conclusión de que difícilmente podemos aliviar algo que no (nos) dejamos sentir.

¿Qué puedo hacer entonces?

  1. Aceptar el dolor como parte de la vida y como algo que nos conecta al resto de la humanidad. Todas las personas del planeta tenemos cicatrices que tienen nombres y apellidos. Con esto no quiero decir que consuelo de muchos, consuelo de tontos. Quiero decir que el dolor es la condición del arte de vivir, que formará parte de la vida de todos y que es responsable afrontarlo de otro modo.
  2. Valida como te sientes. Pero de verdad, y no “sobre el papel” o “en teoría”. El dolor trae consigo un montón de emociones intensas a las que deberás prestar atención y hacer algo con ellas. Ese algo no implica prisa, ni exigencia. Debe ser des del respeto a tus tiempos y necesidades.
  3. Consuela. En el consuelo está el cuidado, acompañar, proteger, abrazar y sostener. ¿Cómo te gusta hacerlo con las personas a las que quieres? ¿Cómo te hace sentir recibirlo?

Sobre las condiciones:

Las condiciones me recuerdan al pero justo detrás de una frase maravillosa, a quitar todo lo bueno, a día de resaca.

Así que voy a ser breve:

Si vas a quererte, si vas a respetarte, si vas a cuidarte, si vas a aliviarte… que sea de forma incondicional.

Si vas a querer y respetar, que sea sin peros.

Ya sabes que una de mis frases preferidas es:

“Mientras dure que sea eterno” como decía Sabina.

Que el idilio con el mundo puede ser breve pero que sea completo.

Que el amor contigo sea eterno. No hay nadie más tuyo que tú.

CUÍDATE.

Me despido no sin antes desear que seas feliz, que tengas salud y que te vaya bien en la vida.

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